La sala de espera (Parte VI)
Una vez mas, perdido en esta oscuridad sin sentido, en esta oscuridad uniforme y profunda, esperando, pero, que debía esperar, una absolución?, un perdón por los pecados que había cometido?
Así había sido enseñado, así fue como me lo esperaba, esperaba una autoridad, un ser que viniera a rescatarme de este martirio y me ayudara a continuar mi camino hacia algún lugar, ¿Quien sabe donde?
Hay quienes afirman conocer el final del camino, hay quienes dicen conocer las verdades, conocer los sucesos que vendrán, muchas aun afirman que al cruzar este oscuro umbral el conocimiento universal les es develado.
¿Entonces? Nada de eso me ha sucedido, lo único que he no-vivido, si así se le pueden llamar a las vivencias del otro lado, ha sido esta eterna oscuridad y retazos de sueños en los que veía diferentes personas, de diferentes credos, razas, sexo, de diferentes partes del mundo, una a una, sin ningún factor social mediante, todas morían, algunas de formas mas espantosas que otra, otras por muerte natural, otras se inmolaron por sus sueños. Yo, por amor fue que llegue hasta aquí, bien dicen que el amor encegece, pues la distracción, aquel estado de nerviosismo que genero el temor a perder un ser amado fue suficiente para impedirme actuar con lucidez, justo cuanto mas la necesitaba.
Todas las ilusiones de vida, todos aquellos planes, todo inútilmente colocado en mi camino, todo con el fin de ayudarme a perder tiempo, a no comprender que debía aprovechar mas el tiempo. “Tienes que vivir cada minuto como si fuera el ultimo.” Sé que ahora me suena tan irónica aquella frase que tantas veces me repitieron, en cierto sentido siempre la obedecí, pues el ultimo minuto de mi vida fue tan desconcertante, fue una mezcla explosiva de estados mentales, había mucho dolor, mucho amor, mucho temor y demasiado miedo, siendo estos últimos dos tan diferentes y aun así los confunden . Tal cual fue mi vida, siempre con temor, siempre con miedo al fracaso, siempre temiendo no tomar las decisiones correctas, siempre con dolor.
Pero también hubo amor, muchisimo amor, aun a pesar de que una pena me arraso al morir el amor de mi vida, sentí mucho dolor, no podía vivir sin ella, era todo lo que siempre quise y lo que siempre soñé, de la cual nunca dude, así como tener un hijo de ella, la única decisión que no vacile ni un instante, me embarque aun desconociendo lo que me esperaba, pero no me sentí inseguro pues la tendría a mi lado, aun en sus momentos de incertidumbre, me transmitía una seguridad que emanaba de todo su ser, parecía perfecta, hecha para triunfar en esta vida, pero quien siquiera imaginaria el destino me daría tanto dolor, y así fue que unos meses después de que Elisa naciera, que al caminar ambos por la calle, una de esas noches en la que como tantas otras fuimos a ver alguna película, cenar en algún lugar lujoso mientras nuestra hija dormía placida junto a su abuela, quien diría que aquella noche seria tan diferente de otras, cuando al voltear la cabeza luego de sentir pasos que venían a nosotros, lo único que pude ver fueron dos sombras acercándose rápidamente, lo ultimo antes de sentir un estruendo y un fuerte golpe detrás de la cabeza.
Cuando desperté me encontraba en una sala de emergencias, una sala como cualquier otra, en la que los médicos y practicantes corrían de un lado a otro, en la cual los llantos, las quejas y las suplicas invadían el lugar, resonaban en mis oídos, lo llenaba todo. Pocos segundo pasaron hasta que uno de aquellos médicos al ver que yo recuperaba la lucidez lentamente, se acercara a ver que todo estuviera bien,. Luego de unas rápidas revisiones, se alejo y ordeno a otros que me sacaran de allí, que me llevaran a sala, que ya estaba mucho mejor y que los estudios no habían dado ninguna anomalía muy grave. Entonces obedeciendo aquella orden, algunos practicantes me sacaron de aquel recinto, al estar nuevamente acostado en la sala, dormí inmediatamente.
Desperté por la luz que entraba por la ventana y daba de lleno en mis ojos, aun confundido mire a mi alrededor, vi a María, mi suegra, quien lloraba desconsoladamente en los brazos de mi madre, aun no se habían percatado de mi lucidez, entonces con débil voz pregunte por ella, lo único que atinaron a hacer fue abrazarme, llorar y murmurar cosas. Luego, cuando todo ese ambiente de pena se calmo y María salió de la sala para ir a comer algo, acompañada de mi madre, Adrián, mi cuñado, entro en la sala con lagrimas en los ojos, se sentó a mi lado y comenzó a responder mis preguntas, un dolor inmenso se acuno en mi pecho desde ese día, cada vez que lo recuerdo, esos sentimientos reviven en mi, y el dolor que siento en ese momento es inmenso, porque aunque no parezca demasiado real, ni demasiado entendible para algunos, el dolor mas grande es el de perder a quien amamos, el dolor personal poco importa en comparación con este.
Al salir del hospital, no podía enfrentarme al hecho de sentir la cama vacía, de despertar con nadie a mi lado; no ver su sonrisa.
Un par de años después volví a la ciudad donde la había conocido, a la ciudad donde viví mi juventud, con que fin? No lo se, pero lo hice. Quería encontrar algo de donde atarme, y en ese lugar, aun antes de conocerla me había sentido seguro.
Inicie mi búsqueda en aquellos que antes fueron mis amigos, pero que a la distancia llegue a perder, caminaba por la calle en las tardes, con Elisa de la mano, intentando recordar, intentando encontrar a alguien, o a algo. Y así fue como me volví a encontrar con mis antiguos amigos, descubrí que aun se reunían en los mismo lugares que antaño habíamos descubierto, comenze a encontrarlos, todo había cambiado, muchos casados, con hijos, sus trabajos, sus responsabilidades. Preguntaban por ella, una y otra vez relate la historia. Los días fueron pasando hasta que algunos días antes de mi regreso, uno de ellos se acerco a mi lado, me contó que Él aun seguía viviendo aquí.
Mi rostro se ilumino, hacia años que no hablaba en persona con Él, mucho tiempo alejado, me haría bien, sus palabras siempre lo hicieron, era su don, su poder: la palabra. Me dirigí hacia donde sabia que lo encontraría, deje a Elisa con mi hermana, sucederían cosas que no quería que ella viera, al menos no por ahora. Pues dentro de ella también residía un poder que algún día superaría en creces el de muchos, no lo presentía, lo sabia.
Un par de horas después me encontraba frente a ese hombre, si así se le podía llamar, aquel que me había enseñado lo que ahora había olvidado, el me ayudaría a superarlo, pues con solo sus palabras Él podría sanar el corazón mas herido.
Sin abrir los ojos y sin salir de esa meditación profunda noto mi presencia, me hablo en tono suave y arrullador, me dio aviso de que sabia que buscaba y sabia como dármelo, pero que no era lo que el me recomendaba, no aun, no en mi situación.
“Haz olvidado como moverte en este mundo, no lo lograrías, simplemente prepárate mejor y ven a verme. Sé lo que te digo”
Me fui sin despedirme, desalentado por las respuestas que Él me dio, cuando fue util?, si cuando uno mas lo necesite no estaba allí para ayudar. Esa misma tarde regrese a la ciudad, olvide todo, empece de nuevo, y los años simplemente pasaron, simplemente vi pasar al vuelo, como pájaros que se alejan, aquellos cumpleaños, aquellas Navidades junto a el fruto de mi amor, todas las alegrías simplemente las deje volar, sin darme cuenta de cómo ni cuando, volví a estar solo, aun con ella viviendo conmigo me sentí solo nuevamente, intente ser posesivo, y eso la alejo mas de mi, debería haberle dejado hacer su vida, debería haberme dado cuenta que ella no volvería y Elisa no la traería de vuelta. Así pase mi vida, de la misma manera que viví el ultimo minuto en mi vida, simplemente deje volar aquellos hermosos momentos. En aquella absurda búsqueda de la felicidad me olvide de aquella pequeña alegría que pareciera apenas ayer me sonreía al verme desde el jardín, mientras la tibia luz de media tarde reflejaba sus hermosos cabellos, ahora nada de eso queda.
Ahora nada queda.
(continuara....)
D.W.
pd: espero les guste esta nueva parte de la sala de espera, que tanto se hizo esperar (valga la redundancia)...espero sea de su agrado. Quisiera agradecer a Paula y a Rafa por su incansable esfuerzo en dar su opinion y arreglar los errores (u horrores) de la historia respectivamente.
Para leer las otras partes en el orden correcto pueden ir a: http://www.geocities.com/linkinboy_16/lasala.html
Así había sido enseñado, así fue como me lo esperaba, esperaba una autoridad, un ser que viniera a rescatarme de este martirio y me ayudara a continuar mi camino hacia algún lugar, ¿Quien sabe donde?
Hay quienes afirman conocer el final del camino, hay quienes dicen conocer las verdades, conocer los sucesos que vendrán, muchas aun afirman que al cruzar este oscuro umbral el conocimiento universal les es develado.
¿Entonces? Nada de eso me ha sucedido, lo único que he no-vivido, si así se le pueden llamar a las vivencias del otro lado, ha sido esta eterna oscuridad y retazos de sueños en los que veía diferentes personas, de diferentes credos, razas, sexo, de diferentes partes del mundo, una a una, sin ningún factor social mediante, todas morían, algunas de formas mas espantosas que otra, otras por muerte natural, otras se inmolaron por sus sueños. Yo, por amor fue que llegue hasta aquí, bien dicen que el amor encegece, pues la distracción, aquel estado de nerviosismo que genero el temor a perder un ser amado fue suficiente para impedirme actuar con lucidez, justo cuanto mas la necesitaba.
Todas las ilusiones de vida, todos aquellos planes, todo inútilmente colocado en mi camino, todo con el fin de ayudarme a perder tiempo, a no comprender que debía aprovechar mas el tiempo. “Tienes que vivir cada minuto como si fuera el ultimo.” Sé que ahora me suena tan irónica aquella frase que tantas veces me repitieron, en cierto sentido siempre la obedecí, pues el ultimo minuto de mi vida fue tan desconcertante, fue una mezcla explosiva de estados mentales, había mucho dolor, mucho amor, mucho temor y demasiado miedo, siendo estos últimos dos tan diferentes y aun así los confunden . Tal cual fue mi vida, siempre con temor, siempre con miedo al fracaso, siempre temiendo no tomar las decisiones correctas, siempre con dolor.
Pero también hubo amor, muchisimo amor, aun a pesar de que una pena me arraso al morir el amor de mi vida, sentí mucho dolor, no podía vivir sin ella, era todo lo que siempre quise y lo que siempre soñé, de la cual nunca dude, así como tener un hijo de ella, la única decisión que no vacile ni un instante, me embarque aun desconociendo lo que me esperaba, pero no me sentí inseguro pues la tendría a mi lado, aun en sus momentos de incertidumbre, me transmitía una seguridad que emanaba de todo su ser, parecía perfecta, hecha para triunfar en esta vida, pero quien siquiera imaginaria el destino me daría tanto dolor, y así fue que unos meses después de que Elisa naciera, que al caminar ambos por la calle, una de esas noches en la que como tantas otras fuimos a ver alguna película, cenar en algún lugar lujoso mientras nuestra hija dormía placida junto a su abuela, quien diría que aquella noche seria tan diferente de otras, cuando al voltear la cabeza luego de sentir pasos que venían a nosotros, lo único que pude ver fueron dos sombras acercándose rápidamente, lo ultimo antes de sentir un estruendo y un fuerte golpe detrás de la cabeza.
Cuando desperté me encontraba en una sala de emergencias, una sala como cualquier otra, en la que los médicos y practicantes corrían de un lado a otro, en la cual los llantos, las quejas y las suplicas invadían el lugar, resonaban en mis oídos, lo llenaba todo. Pocos segundo pasaron hasta que uno de aquellos médicos al ver que yo recuperaba la lucidez lentamente, se acercara a ver que todo estuviera bien,. Luego de unas rápidas revisiones, se alejo y ordeno a otros que me sacaran de allí, que me llevaran a sala, que ya estaba mucho mejor y que los estudios no habían dado ninguna anomalía muy grave. Entonces obedeciendo aquella orden, algunos practicantes me sacaron de aquel recinto, al estar nuevamente acostado en la sala, dormí inmediatamente.
Desperté por la luz que entraba por la ventana y daba de lleno en mis ojos, aun confundido mire a mi alrededor, vi a María, mi suegra, quien lloraba desconsoladamente en los brazos de mi madre, aun no se habían percatado de mi lucidez, entonces con débil voz pregunte por ella, lo único que atinaron a hacer fue abrazarme, llorar y murmurar cosas. Luego, cuando todo ese ambiente de pena se calmo y María salió de la sala para ir a comer algo, acompañada de mi madre, Adrián, mi cuñado, entro en la sala con lagrimas en los ojos, se sentó a mi lado y comenzó a responder mis preguntas, un dolor inmenso se acuno en mi pecho desde ese día, cada vez que lo recuerdo, esos sentimientos reviven en mi, y el dolor que siento en ese momento es inmenso, porque aunque no parezca demasiado real, ni demasiado entendible para algunos, el dolor mas grande es el de perder a quien amamos, el dolor personal poco importa en comparación con este.
Al salir del hospital, no podía enfrentarme al hecho de sentir la cama vacía, de despertar con nadie a mi lado; no ver su sonrisa.
Un par de años después volví a la ciudad donde la había conocido, a la ciudad donde viví mi juventud, con que fin? No lo se, pero lo hice. Quería encontrar algo de donde atarme, y en ese lugar, aun antes de conocerla me había sentido seguro.
Inicie mi búsqueda en aquellos que antes fueron mis amigos, pero que a la distancia llegue a perder, caminaba por la calle en las tardes, con Elisa de la mano, intentando recordar, intentando encontrar a alguien, o a algo. Y así fue como me volví a encontrar con mis antiguos amigos, descubrí que aun se reunían en los mismo lugares que antaño habíamos descubierto, comenze a encontrarlos, todo había cambiado, muchos casados, con hijos, sus trabajos, sus responsabilidades. Preguntaban por ella, una y otra vez relate la historia. Los días fueron pasando hasta que algunos días antes de mi regreso, uno de ellos se acerco a mi lado, me contó que Él aun seguía viviendo aquí.
Mi rostro se ilumino, hacia años que no hablaba en persona con Él, mucho tiempo alejado, me haría bien, sus palabras siempre lo hicieron, era su don, su poder: la palabra. Me dirigí hacia donde sabia que lo encontraría, deje a Elisa con mi hermana, sucederían cosas que no quería que ella viera, al menos no por ahora. Pues dentro de ella también residía un poder que algún día superaría en creces el de muchos, no lo presentía, lo sabia.
Un par de horas después me encontraba frente a ese hombre, si así se le podía llamar, aquel que me había enseñado lo que ahora había olvidado, el me ayudaría a superarlo, pues con solo sus palabras Él podría sanar el corazón mas herido.
Sin abrir los ojos y sin salir de esa meditación profunda noto mi presencia, me hablo en tono suave y arrullador, me dio aviso de que sabia que buscaba y sabia como dármelo, pero que no era lo que el me recomendaba, no aun, no en mi situación.
“Haz olvidado como moverte en este mundo, no lo lograrías, simplemente prepárate mejor y ven a verme. Sé lo que te digo”
Me fui sin despedirme, desalentado por las respuestas que Él me dio, cuando fue util?, si cuando uno mas lo necesite no estaba allí para ayudar. Esa misma tarde regrese a la ciudad, olvide todo, empece de nuevo, y los años simplemente pasaron, simplemente vi pasar al vuelo, como pájaros que se alejan, aquellos cumpleaños, aquellas Navidades junto a el fruto de mi amor, todas las alegrías simplemente las deje volar, sin darme cuenta de cómo ni cuando, volví a estar solo, aun con ella viviendo conmigo me sentí solo nuevamente, intente ser posesivo, y eso la alejo mas de mi, debería haberle dejado hacer su vida, debería haberme dado cuenta que ella no volvería y Elisa no la traería de vuelta. Así pase mi vida, de la misma manera que viví el ultimo minuto en mi vida, simplemente deje volar aquellos hermosos momentos. En aquella absurda búsqueda de la felicidad me olvide de aquella pequeña alegría que pareciera apenas ayer me sonreía al verme desde el jardín, mientras la tibia luz de media tarde reflejaba sus hermosos cabellos, ahora nada de eso queda.
Ahora nada queda.
(continuara....)
D.W.
pd: espero les guste esta nueva parte de la sala de espera, que tanto se hizo esperar (valga la redundancia)...espero sea de su agrado. Quisiera agradecer a Paula y a Rafa por su incansable esfuerzo en dar su opinion y arreglar los errores (u horrores) de la historia respectivamente.
Para leer las otras partes en el orden correcto pueden ir a: http://www.geocities.com/linkinboy_16/lasala.html